En 2010, el Estado computó $282 millones más en subsidios otorgados. Al no depurado ‘100 a los 70’, se enviaron $112.7 millones
Las subvenciones estatales están creciendo a un ritmo acelerado. La cuenta aumenta por los subsidios tradicionales y por los de reciente data, creados en la administración de Ricardo Martinelli.
El plan de gobierno que presentó la candidatura de Martinelli durante la campaña electoral prometía “revisar la política de subsidios, con el fin de maximizar sus beneficios y adecuar aquellos que no tienen justificación financiera ni económica”. Hasta ahora, todos los beneficios con los que se encontró Martinelli siguen vigentes, exceptuando el Certificado de Abono Tributario, y se han agregado más programas a la lista.
En el año 2010, al publicitado programa “100 a los 70” fueron a parar 112. 7 millones de dólares, un alza de 70.7 millones de dólares comparado con la cobertura de 2009.
Estos desembolsos se dieron cuando el programa no había pasado por una total depuración, tal como lo estableció la Ley 86 de 18 de noviembre de 2010 que dispone la limpieza del sistema, estableciendo únicamente que los adultos mayores a partir de los 70 años, que sean panameños, no reciban jubilación ni pensión y que además se encuentren en situación de pobreza, pobreza extrema, vulnerabilidad, marginación o riesgo social, reciban el beneficio.
Los subsidios energéticos también se comen parte importante del presupuesto de ayudas.
Si se consolida lo que el Estado subsidió para mantener el precio del gas licuado, el diésel al transporte público y la tarifa eléctrica a los clientes que consumen menos de 500 kilovatios al mes, las cuentas reflejan un gasto de 158.8 millones de dólares.
Raúl Moreira, miembro del Colegio Nacional de Economistas, cree que los subsidios son importantes en un país de tanto contraste y desigualdades como Panamá. Sin embargo, enfatiza en la importancia de direccionar correctamente los recursos y asignarlos a la gente que realmente los necesita.
“Este es el caso de la red de oportunidades. Se le da el dinero a las familias pobres que envían a sus hijos a la escuela, pero no creo que sea tan certero el programa de 100 a los 70”, precisó.
Proyecta que el próximo año habrá un alza en el presupuesto destinado a subsidios, en especial por los incrementos en el precio del petróleo, lo cual asumiría el Estado si mantiene estables las tarifas de energía, transporte y gas.
El ministro de Economía y Finanzas Alberto Vallarino indicó la semana pasada que, por ahora, el presupuesto para este renglón sigue igual a lo estimado, pero para el segundo semestre se haría una revisión.
En el pasado, Vallarino reconoció que el gas de 25 libras subsidiado llega a gente que no lo necesita, como es el caso de los que lo utilizan en segundas residencias de playa o descanso.
Por ahora, esto no ha cambiado, al tiempo que Frank De Lima, viceministro de Economía, dijo que crearán una ley para evitar los abusos en la compra.
El economista Felipe Chapman hace un llamado a la reflexión sobre los subsidios que otorga el Estado para hacer énfasis en los grupos más vulnerables de la sociedad. “En la medida en que mejora la situación socioeconómica de grupos determinados, el Estado debe ir desmontando los esquemas de subsidios a dichos grupos para concentrarse en los pobres.
Reduciendo subsidios, controlando gastos, invirtiendo con prudencia y sin asumir pasivos contingentes, podemos lograr equilibrio en las finanzas públicas y acelerar la reducción de la relación deuda pública/ producto interno bruto”.
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Ampliación de gasto burocrático afecta crecimiento económico en Nicaragua
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