Recién entró el curso lectivo y algunos estudiantes muestran poco entusiasmo con el regreso a clases.
Fingir algún dolor, llorar, y suplicar que no lo manden al centro educativo, es común por estos días. Ante esta realidad, ¿qué deben hacer los padres o encargados de esos estudiantes?
Según el orientador Óscar Matamoros, es normal que en ocasiones los niños no quieran ir a clases durante los primeros días.
“Esta situación tampoco tiene porque ser un problema, puede que sea pasajera, como en la mayoría de los casos, sin embargo, cuando pasan los días y se mantiene, es indispensable prestarle mucha atención para tratar de resolverla”, dijo el orientador.
Es necesario analizar y tomar en cuenta ciertos aspectos para determinar qué es lo que está ocurriendo realmente, y qué es lo que está provocando este tipo de reacción. Puede tomar nota y seguir las siguientes recomendaciones:
- Indague
Acérquese y pregunte que tal la ha pasado en la escuela, o el colegio, cómo se lleva con sus amigos y con sus profesores, entre otras cosas que sin duda le brindarán las pistas necesarias para que pueda encontrar el origen del problema.
- ¿Solo un berrinche?
Evalúe hasta qué punto se rehúsa ir a la escuela. Algunos niños hacen un berrinche todas las mañanas mientras se preparan para ir a la escuela. Sin embargo, una vez que están listos, se van sin problema. Determinar hasta qué punto un niño se niega, puede ayudarle a concluir si su renuencia a ir a la escuela es normal o se trata de rechazo escolar.
Piense cuán extremas son las cosas que el niño dice. Por ejemplo, preste atención a si tan solo dice que no quiere ir a la escuela o si amenaza con realizar una acción extrema si lo obliga a ir.
- Buscando pistas
¿Tiene algún problema realmente serio? Es necesario que esté totalmente informado acerca de la situación de su hijo. Investigue cómo es la relación que tiene con sus compañeros y con sus profesores, y que tan contento se siente en ese ambiente.
¿Le pasa también a otros niños dentro de ese colegio? El mantenerte en contacto con otros padres y hablar acerca de la situación puede ayudarle a darse cuenta si lo que le ocurre a su hijo también le sucede a otros.
- Observe
Este atento a las señales que le puede estar dando su hijo. Es probable que no le exprese lo que le ocurre por medio de las palabras, pero ello se puede ver reflejado claramente por medio de sus acciones.
Otra cosa que también es importante tomar en cuenta es observar el comportamiento del niño en distintas situaciones y así mismo saber si se trata de un problema más relacionado con el centro educativo o con él mismo.
- Hable con sus profesores.
Acérquese a sus profesores y hable con ellos acerca de lo que está pasando. Puede informarse acerca de su comportamiento en la clase y la relación que tiene con sus compañeros. El caso es que te asegure que su hijo se encuentra en un ambiente escolar adecuado en donde se sienta a gusto.
- Reciba orientación de un profesional
Si ha intentado de distintas maneras hacer que su hijo quiera ir al centro educativo y no lo ha logrado, este es el momento de recibir ayuda de un profesional para que le guíe y le ayude a saber cómo manejar esta situación, es recomendable que consultes con un psicólogo.
La postura recomendada
Además, en cualquier caso, es clave mantenerse positivo. Aunque posiblemente la situación puede que lo motiven a perder el control, no lo haga.
“Su disposición frente al problema de que su hijo no quiera ir a la escuela puede jugar un papel importante en la forma en la que la situación se desarrolle. Mantener una actitud positiva alentará a su hijo a ir a la escuela y le ayudará a mantener la calma. Además, de ese modo, podrá enfocarse en crear estrategias para hacer que su hijo vaya a la escuela en lugar de reaccionar en contra de él”, agregó el especialista.
Evita gritarle o amenazarlo. Piense en que se trata de una situación temporal que podrán superar.
Recuérdele las consecuencias de faltar a la escuela. Aunque no quiera que su hijo experimente ninguna consecuencia negativa debido a que se rehúsa a ir a la escuela, lidiar con las consecuencias normales de faltar a la escuela puede ser una lección valiosa.
Finalmente, no está de más motivar al estudiante con incentivos. A veces puede resultar útil ofrecerles un pequeño premio por ir a la escuela. Aunque no es un método que deba usar todos los días, puede resultarte útil de vez en cuando para motivarlo y bajar la tensión.
Heilyn Gomez
Editora de contenido digital de la Revista EKA. Periodista. Asesora de comunicación y estudiante de derecho.