La Nación. Cerca de 647.000 trabajadores en nuestro país tienen empleos informales. Eso es casi un tercio del total de quienes poseen trabajo.
La estimación surge de la nueva Encuesta Continua de Empleo que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Para obtener la estimación, se utilizó la definición de “informal” que usa el INEC.
Pilar Ramos, coordinadora del Área de Censos y Encuestas del Instituto explicó que definen como informales a los trabajadores asalariados que no tienen seguro social, más los independientes que son dueños de empresas informales, más los “auxiliares”, que son personas que laboran para las empresas informales, pero no reciben un salario.
Por ‘empresas informales’ se habla de aquellas que no están inscritas en el Registro de la Propiedad o que no llevan una contabilidad formal.
De la Encuesta Continua se obtienen los datos de los asalariados no asegurados y de los independientes dueños de empresas informales. Faltan los auxiliares.
Del total de empleos informales estimado hasta ahora, 58% son asalariados sin seguro y el resto (42%), empresarios informales.
Ramos aclaró que no es lo mismo hablar de empleo informal que de los trabajadores que laboran para el sector informal. Estos últimos son quienes trabajan para empresas informales, tengan o no seguro.
La encuesta también arroja, que hubo una reducción en los asalariados informales entre el tercer trimestre del 2010 y el segundo del 2011, pero luego ha tendido a subir.
Entretanto, en el segmento de dueños de empresas informales hubo un repunte en el primer trimestre del 2011.
¿Por qué es importante? Víctor Hugo Céspedes expresidente del INEC, explicó que hay diferentes tipos de informalidad.
Por ejemplo, pueden agruparse en esta categoría los trabajadores sin seguro. En este caso, son unos 569.000, un 29% del total.
Tales trabajadores, añadió Céspedes, están más expuestos a riesgos como no tener una pensión.
Si por informalidad se piensa en los trabajadores que laboran para empresas informales, hay que partir de que estas no llevan una contabilidad que defina cuándo ingresó el trabajador ni cuánto se le paga. Por lo tanto, en un eventual despido, al empleado le costará más reclamar sus derechos.
Añadió que, en este tema, algunos opinan que hay que someter a todos a la formalidad, pero eso podría elevar del desempleo.
Por ejemplo, explicó, para un jardinero que anda de casa en casa y gana unos ¢200.000 al mes, le puede resultar una carga muy pesada tener que dedicar el 30% de sus ingresos a pagar cargas sociales.
No se pudo obtener el criterio de la Caja Costarricense del Seguro Social.
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