El ajuste entre los recursos que posee y adquiere la empresa con la actualización y adaptación a las dinámicas de cambio y requerimientos del entorno representa una exigencia constante en las empresas. El conocimiento es uno de los potenciales recursos que podría concordar con esta necesidad de ajuste estratégico, en especial, para las Miypmes. En el ámbito del conocimiento, el aprendizaje organizativo puede convertirse en un activo de valor para la empresa.
Literatura en el campo de la dirección de empresas ha reconocido que el desarrollo de habilidades y métodos para obtener conocimiento y fomentar que los colaboradores lo incorporen a las actividades de gestión y desarrollo de productos y servicios puede traducirse en una capacidad o activo de valor en la organización.
Asimismo, que este aprendizaje podría desarrollarse en función a la capacidad que se otorgue para permitir la experimentación, la toma de riesgos, generar mecanismos de comunicación y diálogo, formas de hacer lectura y vínculo con actores del entorno, lo mismo que, hacer partícipes a los colaboradores en la gestión del aprendizaje para la toma de decisiones. Esta capacidad de aprendizaje organizativo podría tener efectos positivos en el desempeño innovador de la organización y, subsecuentemente, en su performance.
Por su parte, si bien es cierto existen formas diversas de conceptuar la orientación estratégica de la empresa, una de ellas permite categorizar a las organizaciones según las que alinean sus esfuerzos al desarrollo de mercados y la innovación de productos, siguiendo el concepto de Raymond Miles y Charles Snow de empresas Exploradoras; a la estabilidad de su cartera de clientes y procura de la eficiencia de sus operaciones, catalogadas como Defensoras y, finalmente, aquellas centradas en un esquema híbrido que combina las dos anteriores, concebidas por estos dos autores como Analizadoras.
Surge entonces la interrogante de si la capacidad del aprendizaje organizativo se manifestará de igual manera según estas tres posibles orientaciones estratégicas. Dicho de otra forma, ¿actúan, estos mecanismos del aprendizaje organizativo, de igual forma independientemente de la orientación estratégica seguida por la Mipyme?
Un estudio realizado por los autores de este artículo mostró que estos mecanismos creadores de capacidad de aprendizaje organizativo dependen del tipo de orientación estratégica seguida por las Mipymes. El estudio fue aplicado a una muestra de 162 Mipymes costarricenses que operan en sectores de manufactura y servicios.
Aquellas Mipymes que seguían una orientación estratégica más proactiva y dinámica al desarrollo de mercados y productos mostraron diferencias estadísticamente significativas en niveles de capacidad de aprendizaje organizativo respecto de aquellas enfocadas a la eficiencia en costos.
De alguna manera, este resultado permite considerar el hecho que en Mipymes que deciden seguir un enfoque estratégico orientado a la innovación de productos y diversificación de mercados tienden a potenciar sus capacidades de aprendizaje en sus colaboradores en mayor grado que aquellas cuyo estilo estratégico se enfila a conservar la eficiencia en costos para atender sus mercados actuales.
En conclusión, la dirección estratégica que sigue la Mipyme es un tema a tomar en consideración como posible condicionador de los mecanismos que facilitarían, en mayor o menor grado, la gestión del conocimiento y aprendizaje a lo interno de estas organizaciones.
Los autores son profesores de la Escuela de Administración de Empresas del Instituto Tecnológico de Costa Rica y están en la mayor disposición de ampliar sobre los resultados del estudio realizado.
Por Ronald Brenes y Ronald Mora.
Heilyn Gomez
Editora de contenido digital de la Revista EKA. Periodista. Asesora de comunicación y estudiante de derecho.