Muchas veces nos debatimos entre trabajar para alguien o emprender nuestro propio negocio. La decisión no siempre es fácil pues se deja un salario fijo y un trabajo hasta cierto punto estable, por una idea de negocio que al principio puede no dar resultado y nos genera un poco de temor.
El éxito empresarial nunca está asegurado, y éste depende de muchos factores, incluso algunos que no podemos controlar. Sin embargo, me gustaría en este artículo dar 5 recomendaciones muy puntuales que pueden ayudar a que el proceso de emprendimiento sea un riesgo un poco más controlado y apoyar a que la persona emprendedora se plantee algunas preguntas que tal vez no había considerado.
A continuación, mis 5 tips para emprender un negocio:
1. Sí, hay que empezar siempre, pero… ¿Por qué?
Lo importante, no es lo que hago, si no el por qué lo hago. La intención detrás de todo es el ingrediente clave para medir la posibilidad de éxito. ¿Por qué quiero emprender?, ¿Lo quiero para ser millonaria?, ¿para demostrarme que yo puedo?, o ¿para demostrarle a alguien que yo puedo?, ¿ser famosa y reconocida?, ¿venganza o enojo?
Aunque parezca absurdo, existen personas que deciden emprender por estas razones… Pero es más probable que el negocio prospere si la motivación es más sana, como seguir una pasión propia, o solucionarle a la gente algún problema o tema.
2. Creencias limitantes.
Son nuestra percepción sobre la realidad que nos rodea y que no nos permite crecer. Creencias como: “para emprender se debe tener mucho dinero”, o “tener patas es la única forma de surgir”, “yo para los números no sirvo”, o “ese tipo de negocio es para hombres, no para mujeres.”
Así mismo, el temor al éxito, o al dinero, al pensar que tenerlo te convierte automáticamente en una mala persona.
3. La diferenciación.
Una vez que sabemos por qué queremos emprender, y empezamos a detectar, y sanar nuestras creencias limitantes, debemos ver claramente nuestra idea de negocio, y preguntarnos porqué alguien comprará y usará nuestro servicio.
Así mismo, tener claro en qué se diferencia de la competencia, y tener una ventaja competitiva clara.
Muchos emprendedores se enamoran de su idea de negocio y pueden llegar a perder la perspectiva. Incluso, tener clara si esa diferenciación es relevante y válida para el mercado. ¿Precio, servicio, calidad, rapidez, confianza, cercanía?
4. Pedir ayuda
En el mundo existe gente deseosa de ayudar. Usémoslos. Como indiqué anteriormente, el mundo del emprendedurismo es de mucha soledad, la persona emprendedora es juez y parte, se hace la pregunta y se responde a sí misma. Por eso, es importante aprovechar a las personas cercanas a nosotros para pedir opiniones, consejos y/o ayuda.
He visto tantos negocios fracasar porque la persona emprendedora soberbiamente no quiso pedir ayuda, sobreestimó la genialidad de su idea, malinterpretó las necesidades del mercado, o no valoró lo que es importante para la clientela.
Así mismo, en los emprendimientos nos toca hacerlo todo al inicio, pero nosotras no somos especialistas en todo y no podemos aspirar a serlo. Por lo tanto, tendemos que pedir consejos e incluso a pagar por ellos. No se puede subestimar el valor de hacer algunas consultas legales a un especialista, o contar con apoyo contable y financiero, por ejemplo.
5. La familia
La familia debe verse como una extensión del negocio, ya que ellos son nuestro motor y red de apoyo, especialmente si se tiene pareja e hijos. Nuestra dinámica familiar se verá afectada por lo que es fundamental hacer de nuestra familia, nuestra alidada. Entender que la crianza de los hijos es un trabajo compartido, el dejar de lado roles tradicionales de género que nos hacen creer que la casa y el cuido son exclusivamente nuestra responsabilidad y abrirnos a que el emprendimiento, aunque sea algo exclusivamente nuestro, tiene espacio para que la familia pueda participar y apoyar.